incepto tantummodo opus est

martes, 13 de noviembre de 2012

Presente

 No me siento (ni estoy) obligada a nada con/hacia él. Todo lo doy con gusto, de corazón y al final del día, porque me nace de la misma forma en que nunca dejé de observarle aquella primera vez que lo vi: me es imposible no hacerlo (literal)
Mis palabras dicen menos que mis silencios.. pero él no los nota (tras el teléfono es imposible)
Toca mi vida con luz (se lo he confesado!) Toca cada una de las venas que alimenta mi cuerpo (la intelectual, la emocional, incluso la mortal y la inmortal) Me inspira a ser, a buscar ser, a tener que ser. Me alimenta y retroalimenta en todos sentidos. No puedo dejar de verle, de pensarle, de sentirle  en todos sentidos: platónico, pasional, superficial y bajo la piel.
Hay veces, reconozco, que me provoca pensar en el futuro, pero entonces él me da una vuelta de tuerca y me baja de la nube en que suelo poner mis sueños. Me vuelve cerebral. Y entonces es cuando mas le admiro, es cuando mas le aprendo. Dios, cuántas personas intentaron enseñármelo y él vino a hacerlo sin siquiera proponerselo (creo)!!!
Y otras veces siento que le fallo, que le debo, que no soy lo que él merece, lo que él busca, que no le proporciono nada que valga la pena. Que él tenia razón en aquel principio. Que somos tan diferentes que hay un abismo entre los dos.. Y, aunque debería sentir tristeza, en realidad me siento apenada...
Y entonces él aparece con una sonrisa que puedo imaginar mientras me habla, y sin decirme una sola palabra cursi, me hace sentir querida, halagada, me eleva a la nube donde vuelvo a pensar que .. de ser posible... lo quiero para siempre y un dia mas. Y me llena de amor por él y me llena de amor por el amor y me hace extender las alas negras buscando rosar sus alas blancas.
Pero ojo! Sé perfectamente quién soy en su vida, qué soy en su vida.. y cuánto duraré en su vida (oh! una gracia de mi criticada soberbia)
Él tiene tanta influencia sobre mi como yo sobre él, que es proporcional al nulo poder de uno sobre otro.
Él es mi remolino, mi anverso y reverso; mi aprendizaje diario, mi noción del yo; detrás de su nombre (mas no de su persona) encuentro mi autocritica, mi autoaceptación y mis defectos (a NADIE le permitiría mas que a él decirmelos como a NADIE mas le permito mi nombre completo)
Él es el vuelco a mi orden, mi ruleta rusa, mi mejor experiencia en la vida.
Quince minutos de mi vida por reflejarme en sus ojos mas veces de las que deseo.

nota: feliz cumpleaños (tarde) F.
nota2: Y, a todo esto... quién hizo la última llamada? A qué factura se cargará?