incepto tantummodo opus est

martes, 6 de noviembre de 2012

Ni el clavel ni la rosa....

He mencionado la importancia de la música en mi vida, desde la euforia hasta la melancolia. Desde la infancia hasta la madurez. Varias canciones me han marcado y lo siguen haciendo. Unas que me ponen a bailar, y me ponen de buenas no importa qué esté pasando a mi alrededor.
Ayer murió Leonardo Favio, su disco llegó a mi casa cuando yo aún no tenía consciencia de nada. Lo llevó Noé y no pudo escucharlo tantas veces como los demas. Ese disco de vinilo que ahora poseeo, cuenta los años que él lleva bajo tierra que son los mismos que yo llevo sobre ella. Por lo tanto, es un disco que tiene algo de tristeza, y un mucho de culto.
Fueron mis canciones de cuna, fueron las canciones de mi infancia. No soy la única que creció con esas canciones, pero supongo que sí la mas marcada. Y creo que un día necesitaré terapia para tratar ese asunto.
Pueden pasar años y muchos sin que escuche esas canciones, pero cuando vuelven a sonar, sólo requiero de pocos minutos para que mi mente corra y cante a la par.
Ésta, es de mis favoritas...