incepto tantummodo opus est

domingo, 23 de diciembre de 2012

23.12.2011

Tres de la madrugada y su figura, respaldada por Dionisio, se posó frente a la puerta.
Entre las cuatro paredes iluminadas con la tenue luz de la serie navideña, limitó sus movimientos para evitar hacer destrozos.
Susurraba el nombre completo acompañado de palabras en casi tonos amenazantes. Pedía, exigia, quería, forzaba. Entonces aquello parecía una lucha por llevar el control, el poder de quién lleva a quien, y sobre las sabanas hacia promesas de ahuyentar con la mirada a Morfeo.
Una leve herida que se ha convertido en cicatriz es la prueba tangible de esa noche, es la prueba de que nadie mas que él se enreda entre las sombras de su habitación, que nadie mas tiene la capacidad de transtornar y transformar su vida. Es la prueba de que nadie mas que él es quien toca con labios y manos su ser.