incepto tantummodo opus est

sábado, 15 de diciembre de 2012

Nada bueno, nada buena

Lo puedo sentir, casi lo puedo oler, puedo ver que mis pasos van hacia el borde.
Cada día es un paso mas y si antes me daba miedo, hoy me resulta indiferente. No sé qué es peor.
Estoy caminando al filo, de qué, no lo sé aún, pero no veo luz y mucho menos un día de campo rodeandome. Siento que algo me jala o algo me empuja... Y saben? Siento que aún puedo hacer algo para evitarlo, pero no sé qué y no sé para qué.
El borde es un borde y por lo regular, si uno resbala de ahi, la caída es larga y dolorosa. Quizá la merezco.
Y como nadie tiene porque estar enterado, aplicaré una buena base de maquillaje y lo que nunca esperaba ponerme (una máscara) para ayudar en mi modus vivendi.
Dudo que sea malo, cuando menos hoy me parece bastante atractiva y práctica la solución. Una buena cara puede esconder cualquier cosa. Una carcajada puede ser ficticia sin necesidad de sufrirla. Creo dárme a entender.
El cuerpo lo tengo bien amaestrado y reacciona con seguridad al protocolo que dictan las fechas y los encuentros. La mente calla las voces oscuras y las manos tienen memoria para hacer el ponche y la cena. La bipolaridad se me está dando como nunca lo creí.
Pero no le veo fin a esta situación, francamente no veo, ni encuentro de dónde sujetarme. No encuentro nada bajo la superficie que sea lo suficientemente fuerte para no dejarme ir.
Y me pregunto, por qué no dejarme ir? Para qué quedarme aqui?
Creo que no siento nada bueno, no me siento nada buena.
A todos les parezco algo mala, algo enojada, algo incosciente, algo cobarde, algo grosera, algo ingrata, algo maldita, algo poco, algo _________ (be my guest)
Algo que se convierte en un todo, y eso es lo que soy, algo que pronto se convertirá en un mucho de cada adjetivo, de cada actitud.
Y entonces para qué seguir?