incepto tantummodo opus est

domingo, 22 de julio de 2012

Horas y horas y horas....

Setenta y dos, cuando la ansiedad me hizo su presa.
Treinta y seis, cuando ya sabía que el insomnio tendría tu nombre a cuestas.
Cuarenta y ocho, pensando en las palabras ideales que debo decir cuando esté frente a ti.
(Por alguna razón creo que eso puede volver a ser)
Veinticuatro horas planeando dejar de pensar en ti.
(como si eso fuera a pasar)
No tejeré marañas con los hilos que me sabes, no haré nudos con las palabras en mi garganta.
Sólo llamaré al recuerdo de cuando caminamos juntos bajo la noche y diré, en palabras simples:
"Es un día perfecto, estoy tan contento de haberlo gastado contigo..."
 Por esta última hora, eso es todo.